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Foto del escritorJimena Amaya

Fantasma en una reserva


 

Los sucesos y personajes retratados en esta historia son completamente ficticios. Cualquier parecido con personas reales, o con hechos reales es purisíma coincidencia.


Estados Unidos y Tacuarí, San Telmo. Caminando con cámara Nikon en mano.


Marcela miró con avidez el imponente departamento de estilo racionalista, sus ojos brillaban con emoción. Después de meses de búsqueda, por fin había encontrado la propiedad perfecta. Decidida, se acercó a su asesor inmobiliario y presentó su oferta. Después de algunas acaloradas negociaciones, finalmente lograron llegar a un acuerdo verbal. Ella sonrió satisfecha, imaginando ya cómo sería vivir entre formas volumétricas.


"Perfecto, voy a preparar la reserva de inmediato," le dijo su asesor inmobiliario…


Marcela asintió entusiasmada y se despidió, ansiosa por recibir el documento y noticias de su propuesta de compra. Pero a medida que pasaba el tiempo, no recibía noticias. Llamó varias veces a su asesor, pero todas sus llamadas quedaban sin respuesta, y los mensajes de WhatsApp leídos.


Finalmente, unos días después, Pedro le devolvió la llamada con una disculpa apenada e incómoda para ambas partes.


"Lo siento mucho, Marce. / El vendedor ha aceptado otra oferta más alta. Al parecer, nuestro acuerdo verbal no le hizo sentir respaldo, ni seguridad comercial.”


Marcela resopló, se quedó atónita, sintiéndose como un fantasma que había sido brutalmente expulsado de su futura casa. Había confiado en la palabra del vendedor, creyendo que su trato era inquebrantable. Pero en el mundo inmobiliario, las promesas verbales no tienen el mismo peso que un contrato firmado.


Derrotada, tuvo que resignarse a continuar su interminable búsqueda. Aprendió entonces que en este mercado, sólo los contratos escritos y legalmente vinculantes pueden garantizar que un acuerdo se cumpla. Nunca más volvería a quedarse atrapada como un fantasma en una casa que casi llegó a ser suya.


A tener en cuenta:

La reserva inmobiliaria es el primer paso de cualquier negociación de compra-venta de propiedades. Consiste en un contrato que, por un lado, compromete al comprador a efectuar su intención de compra; y, por el otro, ayuda a comenzar la negociación entre ambas partes.


Las propiedades no se reservan de palabra, sino celebrando dicho contrato por escrito. Al cumplir con ese requisito, la casa o el departamento se quita del mercado y ya no se muestra más. Esto permite que la negociación se pueda realizar sin apuros ni presiones de que surjan otras ofertas sobre dicha propiedad.


La reserva inmobiliaria la firma el comprador y el corredor inmobiliario matriculado, en concepto de que recibió la reserva. Si el vendedor está conforme con todos los puntos de la reserva inmobiliaria, también la firma. Entonces se entiende que la reserva es un contrato que protege a ambas partes durante el proceso de la compraventa. Para el comprador, le asegura que la propiedad no será vendida a nadie más mientras se lleva a cabo la negociación. Para el vendedor, le garantiza que el comprador está realmente interesado y dispuesto a adquirir el bien. Es un acuerdo que da tiempo a las partes para discutir los términos de la transacción sin apuros.


En caso de que te hayas quedado con alguna duda, o estés buscando atención personalizada, no dudes en escribirme a Whatsapp. ¡Y quédate atento que hay muchas historias inmobiliarias!

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