La arquitectura como espacio causal de emociones

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Me enternece pensar en los espacios: de lo emocional a lo personal; intento dibujar en mi cabeza ideas de historias, de momentos, hilar esas ideas con personas, con sentimientos, deseos, rincones, aromas, silencios, ruidos...

Casa de la Arq. Agustina Arias, San telmo.

Cuando estuve en la casa de @agustina__a , arquitecta y creadora de su propio hogar, terminamos conversando sobre la arquitectura emocional. Es imposible no crear lo que somos.

Tenemos derecho a un espacio propio, íntimo; a la necesidad de un territorio que, por pequeñito que sea, solo puede ser gobernado por el yo de cada persona, por nuestro propio individualismo. Aunque el espacio construido se hace presente en lo físico, material y visual, existe además una construcción emocional del entorno: habitamos cuando creamos memoria, cuando en ese espacio también nos relacionamos y, con más o menos sentido de pertenencia, nos arraigamos.

Detalles de rincones personales que conforman el hogar.

Cada recuerdo elaborado, cada relación formada, solidifica nuestra presencia en el tapiz del tiempo, tejiendo nuestra esencia en el tejido mismo de la existencia. Nuestras raíces se hacen más profundas, se entrelazan con los recuerdos que apreciamos y dan forma a las emociones que nos unen a nuestro pasado, presente y futuro. Es en estas conexiones donde encontramos la esencia de quiénes somos, alimentándonos en la riqueza de nuestras experiencias compartidas y nutriendo el crecimiento de lo que habitamos.

Es así que la arquitectura comulga con los deseos de estructuras emocionales, dejando que las raíces de la pertenencia nos habiten y a nosotros a ella. Les comparto rincones de un hogar en San Telmo, lleno de personalidad y funcionalidad; un recorrido por los espacios más simples y armoniosos, que habitan en Agus.

NO SE VENDE, solo se comparte con amigas, vecinas y personas que eligen vivir allí experiencias que ella brinda por Airbnb.

Vista desde la terraza, pileta y un barrio que asoma desde su bohemia.